jueves, 16 de julio de 2009

Grandes Clasicos

Ulises
James Joyce

Siguiendo la huella de la Odisea homérica considerada como un viaje experimental en el mundo antiguo, el autor hace recorrer a sus dos personajes una ciudad moderna, Dublín, que puede dar una síntesis material y espiritual del mundo de hoy. De los dos personajes, uno, el maduro Bloom, vagabundo traficante semita, es el Ulises del poema, y el otro, el joven intelectual Stephen Dedalus, en el que se puede reconocer al mismo Joyce, es Telémaco. Los dos son complementarios, y lo reconocen al encontrarse. Bloom, en el que todo se reduce a emotividad sexual, experiencia práctica y frívola curiosidad, acaba por amparar en su casa a Dedalus, el inquieto intelectual, afanoso de todas las abstractas curiosidades de la mente. Uno busca un sustituto de su hijo, muerto en la niñez, el otro busca a un padre en que puedan compararse sus desequilibrios mentales. Las aventuras que conducen a la unión de estos dos hombres ocurren en un día, desde el amanecer hasta la noche-, cada hora tiene su episodio, y corresponde a un canto de la Odisea; cada episodio tiene su centro de sensaciones en una parte del cuerpo humano, cerebro, orejas, nariz, estómago, intestino, etc. Y cada episodio está señalado por un símbolo. Cada uno de estos momentos se considera una actividad del espíritu o de los sentidos, con cambios de lenguaje y de estilo según el argumento y la situación. Armoniza todo el libro con el clima que otorga la psicología freudiana, estando presente un simbolismo poético representativo de la psicología de los sueños con su simbolismo, que forman una parte de la visión de Freud. En Ulises el monólogo interior, es decir, la incesante conversación que el hombre sostiene consigo mismo, tiene una peculiar y desordenada continuidad incluso en el sueño. Aquí Joyce lo intenta todo, y su técnica literaria abarca por momentos una relación con el inconsciente y su mundo jamás lograda por escritor alguno, generando imágenes que remiten al lector a un estadio presentido pero no develado.